En un giro inesperado, Strava ha presentado una demanda contra Garmin ante el Tribunal de Distrito de Colorado. Los motivos: el uso presunto no autorizado de dos funciones clave —Segmentos y mapas de calor (heatmaps)— que son la esencia de la experiencia social y de descubrimiento en la app de los ciclistas.
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El origen del conflicto: patentes, acuerdos y expansión más allá de lo pactado
Strava registró su patente de Segmentos en 2011, aprobada en 2015. Este sistema permite comparar tiempos en tramos de ruta definidos, con rankings y estadísticas segmentadas. Garmin introdujo su versión de Segments en 2014 para el Edge 1000 y luego la amplió a otros dispositivos.
En aquel momento, ambas compañías firmaron un acuerdo —el Master Cooperation Agreement (MCA)— que establecía que Garmin no mostraría simultáneamente sus propios segmentos y los de Strava, con la idea de que cada plataforma mantuviera su identidad.
La demanda de Strava alega que Garmin fue más allá del MCA: estudió cómo funcionaba la implementación de Strava, la “tomó como modelo” y desarrolló un sistema competidor propio.
Además de los segmentos, Strava reclama uso indebido de mapas de calor, una función que visualiza dónde otros usuarios entrenan o ruedan con base en datos de actividad agregados. Patentes presentadas por Strava en 2014 y 2016 protegen esta idea. Garmin, por su parte, ya tenía algo semejante activo desde 2013, un argumento que su defensa podría utilizar para impugnar la validez de esas patentes.
Strava sostiene que estos usos no autorizados han generado para ellos pérdidas importantes: ingresos no capturados, oportunidades de negocio frustradas, erosión de su ventaja competitiva, daño a su imagen y beneficios injustos para Garmin.
¿Qué pide Strava en la demanda?
Las peticiones de Strava son contundentes:
Una orden permanente que impida a Garmin vender dispositivos que integren las funcionalidades de Segmentos o mapas de calor. Esto podría abarcar la mayoría de sus relojes y ciclocomputadoras.
Aunque busca detener esas funciones, Strava asegura que no pretende impedir que los usuarios de Garmin sincronicen sus datos con Strava. La idea es proteger sus patentes sin romper la compatibilidad entre ambos ecosistemas.La demanda indica además que Strava envió avisos escritos de presunta infracción en junio y julio de este año, antes de dar el paso judicial.
Riesgos, defensas y lo que está en juego para el mundo MTB
Garmin podría argumentar que las patentes de Strava no deberían haber sido concedidas, pues algunas ideas —como mostrar actividad colectiva en mapas o comparar tiempos en tramos— podrían considerarse demasiado genéricas en el contexto de seguimiento deportivo. También puede alegar que sus funciones datan de antes de esas patentes, buscando invalidarlas o demostrar que no hay infracción.
Si Garmin fuera obligado a retirar esas funciones de sus dispositivos, muchos usuarios de ciclismo quedarían excluidos del ecosistema social de Strava o perderían funcionalidades clave. En el trasfondo, está en juego el control del ecosistema ciclista digital: quién define estándares, quién recopila datos y quién monetiza funcionalidades que hoy damos por sentadas.