Los frenos son el elemento que van a mantener el control de nuestra bicicleta mientras vamos descendiendo en una senda, saber cómo funcionan y su correcto uso, evitará que perdamos el control o que provoquemos algún derrape sin necesidad.
Los frenos a primera vista parecen fáciles de usar, pero a día de hoy sigue habiendo ciclistas que no saben muy bien cómo funcionan, lo que provoca un mal uso de ellos y una erosión extra en las sendas que podríamos evitar con su correcto uso.
¿Para qué sirve cada freno?
Cada freno de nuestra bicicleta tiene una función diferenciada que debemos conocer, de esta manera la misión de nuestro freno trasero es la de reducir la velocidad, mientras que la función de nuestro freno delantero es la de detener la bicicleta. De esta manera deberemos utilizar diferentes presiones en cada freno según queramos reducir la velocidad o detener la bicicleta.
¿Con qué freno debo frenar entonces?
La respuesta a esta pregunta es que debemos de emplear ambas manetas de manera progresiva, teniendo en cuenta que el freno delantero hay que presionarlo entre un 70%- 80%, mientras que el freno trasero lo presionaremos entre un 20%-30% según la situación. También es cierto que si solo queremos reducir un poco la velocidad podríamos usar solo el freno trasero, pero siempre dentro del porcentaje mencionado.
¿Qué pasa si me salto los porcentajes de frenada?
Cuando presionamos más del 30% la maneta trasera bloquearemos la rueda trasera, provocando que deslice y que no sea capaz de detenernos, recordemos que el freno trasero únicamente reduce la velocidad, pero no tiene capacidad de detener la bicicleta. En el caso de que apretemos más del 80% nuestro freno frontal bloquearemos la rueda delantera y acabaremos cayendo por encima del manillar.