Los científicos descubrieron que los ciclistas son capaces de crear un vínculo emocional con sus bicicletas, de esta manera nos podemos encontrar a muchos riders que estén enamorados de su bicicleta.
¿No paras de pensar en ella?, o simplemente ¿el tiempo no pasa cuando vas dando pedales?. Estos y otros signos pueden diagnosticar de qué sufres un enamoramiento de tu bicicleta, en los casos más extremos esto puede acabar incluso, en divorcio por parte de la pareja del ciclista.
1. Sientes mariposas en el estómago y sensaciones placenteras
Las señales que puede darnos nuestro cuerpo de que estamos enamorados de nuestra bicicleta, son esas sensaciones que nos da cuando montamos, automáticamente es agarrar el manillar y sentirnos bien, notar felicidad y llevar una sonrisa tonta mientras circulamos por un sendero, mientras aprovechamos cualquier parada para tomarle una foto.
2. Esperas con ansias para pasar tiempo juntos
En el trabajo piensas en tu bicicleta, mientras caminas piensas en tu bicicleta, no ves la hora de tener tiempo libre para llegar a tu casa y montarte en tu bicicleta, estás realmente loco por pasar más tiempo con tu bicicleta.
3. No sientes tanta necesidad de salir a socializar con amigos; prefieres ir a montar con tu bicicleta.
Cuando estás enamorado de tu bicicleta, prácticamente todo el tiempo libre es para ella. Organizas fines de semana de actividades pedaleando, acudes a tiendas de bicicleta para estar al día y pasas horas limpiándola o regulando para que esté perfecta para montar mañana.
4. Hacéis planes de futuro juntos
Mientras estás mirándola como un tonto haces planes de futuro con ella, mejorar esas ruedas, cambiarle esa horquilla cuando puedas, irte un mes a los Alpes o piensas en arreglar el garage para convertirlo en lugar acogedor, donde poder reparar o cuidar tu bicicleta.
5. A tus amigos y familia solo le hablas de ella.
Que si mira que bonita es, que si me ha costado un riñón, que si ¡toca, toca es carbono!, ¡no veas como traga esto!, o mira mi último video bajando una senda superlarga. Así es, no puedes parar de hablar de tu bicicleta y tienes a todos tus amigos y familiares fritos.
6. Eres tu mismo con ella
Cuando vas con tu bicicleta sientes que no tienes que estar fingiendo nada, si te apetece gritar lo haces o si quieres cruzar un charco de barro a toda velocidad también. No importa que te ensucies la ropa o que luego acabes comiendo un bocadillo en un bar, te sientes cómodo con tu bicicleta y eso es lo que importa.
7. Ardes en deseos de hacer cosas nuevas con ella
Solamente quieres probar cosas nuevas con tu bicicleta, acudir por primera vez a un bike park o apuntarte a una carrera u organizar un viaje fuera del país. Cualquier novedad te vale si puedes ir con tu bicicleta, por no decir cuando alguien te avisa de que hay un salto nuevo o paso técnico, te faltaran piernas para ir a hacerlo con ella.
8. Te pones triste si estás lejos de ella
A veces no te queda otra que pasarse días alejado de la bicicleta, esos días estarás melancólico o triste, echas de menos el tacto de sus puños, las largas tardes descendiendo por todo tipo de sendas y hacerle fotos desde la terraza del bar.
9. Piensas todo el rato en ella
Te acuestas por la noche pensando en tu bicicleta, si la has dejado ya preparada para cogerla mañana y cuando te despiertas vas a verla para comprobar que las ruedas no han perdido aire y que la cadena está engrasada. Piensas siempre en tu bicicleta y en todas las cosas que vas a hacer con ella.
10. Te sientes apoyado en los peores momentos por ella.
¿Has tenido un mal día en el trabajo?, ¿la presión social te ha inculcado odio y depresión?, no pasa nada, ahí está tu bicicleta, tu mejor psicólogo. Salir con ella a bombear las piernas fuertes mientras vas subiendo para luego activar tus reflejos mientras vas bajando, te van a dejar totalmente nuevo y con una mentalidad completamente positiva.