La prueba de DH Mordoride en la población de Les Angles se convirtió en un polvorín anti-grip donde los corredores se enfrentaron a un circuito con más de un palmo de polvo que escondía raíces y piedras debajo de él. Las cubiertas de los corredores hacían lo posible para encontrar algo de agarre en zonas con bastante pendiente y algunos acababan cayendo cuando las cubiertas no daban más de sí con tanto polvo.