Cuando empezamos a montar en bicicleta de montaña uno de los consejos que nos dan muchas veces es que a la hora de bajar apretemos con los muslos el sillín de la bicicleta para tener más control.
En el mountain bike hay muchos mitos que se van pasando como una bola de generación en generación sin que nadie se para a pensar sin son de utilidad real. Uno de ellos es el de apretar el sillín de la bicicleta con los muslos cuando vamos bajando para tener más control de la bicicleta, algo que se le indica a los ciclistas de montaña cuando son novatos en este deporte.
Peso descompensado.
Cuando juntamos nuestras rodillas para “abrazar” el sillín con nuestros muslos descompensamos nuestro peso del centro de la bicicleta, poniendo más hacia atrás del centro, lo que hace que la bicicleta no baje equilibrada y las geometrías modernas no trabajen adecuadamente, pudiendo incluso perder el control o notar temblores en la rueda delantera al dejarla sin peso.
Anulamos a las piernas
Los ciclistas de montaña que llevan tiempo en el mountain bike saben que las piernas son la mejor suspensión que tenemos a la hora de bajar, nuestras articulaciones inferiores van dibujando el terreno al unísono que las ruedas. Si apretamos el sillín con los mulos, nuestras rodillas quedarán juntas unidas hacia el interior y no pueden flexionarse para absorber los baches.
Moratones
La idea de apretar el sillín es para hacernos creer que tenemos un control sobre la bicicleta, cuando las cosas se pongan bacheadas y apretamos con fuerza el sillín para querer controlar la bicicleta, este nos va a ocasionar pequeños moratones en la parte interna del muslo al ir moviéndose constantemente.
No se conduce la bicicleta con el sillín
Otra de las teorías por la que se aprieta el sillín es la creencia que empujándolo hacia la derecha o hacia la izquierda con los muslos la bicicleta girara, algo que no es cierto, ya que son los cambios de peso hacia los lados lo que hacen que la bicicleta tome las curvas, al igual que el cambio de posición de las piernas.