Desconexión Coger la bici e irse lejos de todo, ir dejando por el camino de subida los malos rollos,el estres y la contaminación mental, para llegar arriba y empezar el descenso donde solo eres tu y el sendero y no puedes pensar en otra cosa que en ir esquivando todo lo que te viene, no sabrías ni cual es tu nombre en ese momento.
Barro
El barro que casi todos los mortales comunes temen, a los ciclistas de montaña nos atrae e hipnotiza, nos encanta que los guardabarros de nuestra bicicleta lleguen a cubrirse de esta sustancia, retar nuestras habilidades intentando superar los obstáculos embarrados que nos encontramos, notar como la bici desliza sin grip y compensarlo aplicando toda nuestra técnica, no lo queremos reconocer pero en el fondo amamos el barro.
Amigos Los amigos que hacemos encima de una bici son para toda la vida, nos acompañan en todas nuestras salidas de bici tanto de noche como de día y no dudan en apuntarse a viajes a remotas montaña en busca de nuevos senderos y trepidantes aventuras. Libertad Puede que el mountain bike sea uno de los medios más rápido para sentirse libre, el poder de desplazarse atravesando valles y montañas sin necesidad de echar combustible, jugar con la gravedad para que nos lleve a nuestro destino, sentarse en un roca en un paraje solitario de difícil acceso y contemplar el horizonte de picos montañosos, compartir espacio con los animales del lugar, respirar aire sin partículas de plomo y alejarnos con fluidez de todo, es lo más parecido a la libertad extrema que conozco. Los senderos El mountain bike no existiría sin los senderos, los senderos son las venas de los valles y de las montaña, los cuales comunican lugares distantes desde décadas o incluso siglos, cuídalos porque sin ellos no existiría este deporte, ellos nos dan la diversión, nos proporcionan tramos duros de subida, nos llevan a lugares mágicos y nos transportan más allá de la ciudad. Cuídalos y protegelos para que las generaciones futuras de ciclistas de montaña puedan seguir disfrutándolos.