Mantiene el anonimato y suele montar por senderos apartados y cubierto con una capucha para que nadie le reconozca.
El ultimo ciclista con su capucha y su bicicleta sin motor.
Sus conocidos lo apodan “musculman” por que es la última persona del país que no se ha comprado una bicicleta eléctrica y sigue moviendo los pedales al 100% con su fuerza muscular y apegado a su anticuada bicicleta sobrevive como ciclista de fortuna.
Normalmente monta en solitario, por senderos apartados y con una capucha que oculta su rostro, nos cuenta que en ocasiones ha coincidido con bicicletas eléctricas en algún camino y para no levantar sospechas actúo imitando el sonido de los motores eléctricos con su boca “ñiiiiiiii,ñiiiiiiiii” , de esta manera no descubrieron que su bicicleta no llevaba motor.
Lo que más echa de menos es montar en compañía disfrutando de la montaña, todos los días por la noche a través de su equipo de radioaficionado sigue buscando algún ciclista que haya sobrevivido al apocalipsis eléctrico y poder quedar con él para hacer una salida.